CON
UN CIERTO AIRE RETRO
“Crecí a los pies de la máquina
Singer a pedal de mi abuela materna.
Con los retazos de tela que me daba, vestía a mis muñecas y les diseñaba
vestidos que aún hoy conservo”. Lorena Montero, diseñadora, nacida en
Paraná y con actual residencia en Oro Verde, relata así el origen de la moda a
su vida. Las mujeres de su familia cosían y bordaban, por lo que los conceptos
y la práctica vinculados a esta actividad son parte de su herencia. De la
experimentación con las prendas confeccionadas en la adolescencia a sus primas
pasó en 2003 a la concreción académica de su formación. Ya profesora de
historia, en ese año comenzó la carrera
de diseño de indumentaria y textil.
Una
tesis basada en el estudio de las tribus aborígenes africanas le inspiró el
nombre para su marca: Tribaly. Lorena no se atreve a
hablar de un estilo propio pero si afirma: “lo
que creo tener es una gran influencia de la historia: de las culturas antiguas de todo el mundo, del arte y el
bordado…Lo retro sí me define, el bordado a mano es mi sello personal. Amo los
colores intensos, los textiles estampados. Todo está presente en mis
diseños y colecciones” De los diseñadores nacionales elige a Verónica de la
Canal “por sus diseños ultra vintage, románticos pero a la vez extravagantes y
desafiantes” y a Roberto Piazza, a quien define como “el mejor diseñador de vestidos
bordados a mano. Un genio en lo que hace, cada diseño es una obra de arte”. En
su mirada internacional opta por Carolina Herrera “por sus diseños elegantes y cortes simples pero impecables”
Lorena describe su actual
localidad de 7000 habitantes como “un paraíso
verde, lleno de naturaleza y de paisajes
bellísimos”. Cuenta que la inmigración alemana conformó la comunidad
alrededor de una estación ferroviaria. “Explico
el contexto para que se comprenda mejor lo que es diseñar aquí. Al principio
cuando me mudé fui vista como el bicho
raro y extravagante que venía de la capital. ‘Una modista cara que hace cosas
raras’ pero de a poco la gente comenzó a ver lo diferente como algo llamativo
que tal vez usarían, por lo menos algunas”
Su cotidianeidad se desarrolla
entre la costura, los diseños y ahora también el dictado de talleres de bordado
a mano con técnicas mixtas. Piedras, lana, hilo, crochet son algunos de los
elementos que utiliza. “Me encanta mezclar y experimentar
con todo lo que se me ocurra”, afirma. Cada temporada prepara mini
colecciones de ocho a diez vestidos para la realización de producciones
fotográficas y desarrolla el aspecto teórico del diseño a través de sus notas
para una publicación digital de moda y tendencias. Las corrientes artísticas,
los íconos de la música o el cine de otras épocas son su fuente de inspiración.
“Lo
que mi imaginación me dicta lo vuelco en
mis diseños”
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